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Presentación del libro de ensayo de Aurora Gámez en el Día Internacional del Libro 2012


Se presenta Praxis feminista en Málaga y provincia 1990-2011 de Aurora Gámez Enríquez en Coín el 20 de abril en el Convento de Santa María en el marco del Día Internacional del Libro.

 

 



Dirigido: Mª Luisa Balaguer Callejón Profesora de Derecho Constitucional y Periodismo de la Universidad de Málaga La transición política en España, pese a que se considera por la mayor parte de la doctrina que tienen sus inicios en la década de los setenta, se inicia, coincidiendo con una parte del pensamiento político vigente a la sazón en Europa, en la mitad de la década de los sesenta. Los acontecimientos políticos que tienen lugar en los primeros años de esa década, repercuten en la intelectualidad alemana, francesa y americana y cristalizan en Marcuse, Sartre, y otros, con el paralelismo que hoy llamaríamos de ?género?, en Friedan y Beauvoir. Aún presente la resaca de una confrontación bélica de los cuarenta, el hastío que supone ahora la invasión de Checoslovaquia, junto con la frustración de un incipiente Estado Social, que no acabada de despuntar, deriva en situaciones políticas como la de Mayo de 1968 en Francia, que hacen surgir nuevas formas de expresión artísticas y sociales, en una búsqueda de nuevos valores morales, que sustituyeran a todas aquellas viejas y obsoletas formas, insatisfactorias para la solución de los problemas cotidianos. Desmomentizar la revolución, y dar entrada a nuevos colectivos de personas que superaran la división de la sociedad de clases, traen como consecuencia el surgimiento de nuevos grupos sociales, entre los que se encuentra el feminismo, que en Francia se promueve sobre todo en un movimiento radical de cambio social, y en EE.UU. se liga además a la lucha de otros grupos sociales. En España, por razones explicadas, estos movimientos se mantienen en la clandestinidad, lo que en absoluto significa que no existieran. Los movimientos feministas revolucionarios, se formaron en España en la década de los sesenta, y por las propias razones políticas, fueron ligados a la oposición política general al régimen, bien que en algunos casos, con organizaciones específicas y separadas de los partidos políticos clandestinos. En este sentido, hubo desde entonces, y aún se mantiene hoy, aunque en condiciones parcialmente diferentes, una diferenciada filosofía feminista, que se podía entender de una de estas formas: la militancia feminista sctricto sensu, y la militancia feminista dentro de los partidos políticos de izquierda, que llevaba a lo que se conoce como la doble militancia, de clase y de género. Lo que la autora intenta con su aportación, es justamente dar cuenta de la evolución del feminismo en Málaga durante unas décadas que han sido decisivas para la formación de un cuerpo de doctrina del feminismo teórico, que se realiza con una aportación institucional imprescindible, en el modelo de Estado Social que nuestra Constitución exige. Y en ello reside el principal e importante mérito de su trabajo. En la minuciosidad de su descripción, de aquellos hechos y lugares, en los que se pudo producir esa evolución, que realizaría luego aportes importantes en el conjunto del Estado, en los 20 años que van desde 1990 a 2011, años que han sido decisivos en la configuración legal de la positivización del género en el ordenamiento jurídico constitucional español. Desde la década de los noventa, justamente, el movimiento feminista, que había mantenido una reivindicación más o menos abstracta acerca de la igualdad entre mujeres y hombres, deriva rectamente, a un desarrollo constitucional importante, vía arts. 14 y 9.2 de la Constitución Española de 1978, en tres importantes aspectos de la igualdad de género. En primer lugar y de manera continuada en la legislación laboral, en segundo lugar y por la posición que la violencia de género ocupa en la generalidad de la sociedades, industriales o no, y en tercer lugar, lo que supone una importante originalidad en los ordenamientos jurídicos modernos, la transversalidad de las medidas y normas jurídicas, en lo que se refiere a la afectación de género. Este libro recoge justamente el resultado de una actividad política y social, especialmente encaminada a la orientación a las mujeres de Andalucía, destacadamente de Málaga, de todas las políticas públicas de género. Tras unas primeras páginas introductorias en el plano teórico, acerca de conceptos elementales del feminismo y de las principales corrientes de este movimiento, la autora describe y sistematiza un conjunto de muestras de actividades en las que se pone de manifiesto el nervio del movimiento feminista en la actualidad. La autora, parte de esta Historia, se constituye en narradora de todas esas actividades y de su significación, en un escenario, que no por próximo deja de ser ya una buena parte de la Historia de la política y de la sociología de nuestro más inmediato entorno cultural. Y puesto que ella misma ha sido parte activa, su trabajo adopta un especial interés, no solo en su aspecto más teórico de la enumeración de importantes aportaciones al feminismo y a la igualdad, sino también de su significado práctico que da cuenta de la importancia que finalmente tiene cualquier actividad que redunde en la mejora de las condiciones de vida y de la felicidad que debería perseguir toda acción política que intente realizar los fines de un Estado Social y democrático de derecho. Antonio J. Quesada Sánchez Profesor de Derecho Civil de la Universidad de Málaga Ser mujer, posiblemente, es una de esas pocas cosas serias que todavía se puede ser en este mundo. Ya se sabe, además, que ser mujer, arzobispo de Manila o primera bailarina del Bolshoi son tareas que están al alcance de muy pocas personas en esta vida. ?No se nace mujer: se llega a serlo?, nos enseñó la mítica Simone de Beauvoir, tanto con ?El segundo sexo? como con otras obras y con su propia vida, posiblemente su mejor obra (con permiso de mis amados mandarines). Simone, una mujer que tomó las riendas de su vida y que, además de ser una pensadora y una creadora de primer orden, nos enseñó a ser mujeres completas, personas inteligentes y dueñas de nuestras vidas sin necesidad de desarrollarnos gracias a tenerle la comida calentita al tarado de turno, las zapatillas en su sitio, la casa limpia o las cervezas frescas para los días de fútbol europeo. Algún machista con sentido del humor hubiese podido describir a Simone como una mujer ?con dos cojones?, y debajo de la poco presentable terminología late una importante verdad. Misterios de la lengua (viperina), que en muchos casos todavía no entiende de estas cosas de género (ahora en serio: debemos asumir el problema, para guerrear también en este frente): mientras hombres públicos y mujeres públicas no tengan la misma o parecida connotación, mientras califiquemos con respeto a alguien como un zorro pero generalmente sea otra cosa hablar de una zorra, o mientras algo muy bueno sea cojonudo y algo muy aburrido sea un coñazo, queda trabajo por hacer. Y las mujeres debemos asumir el reto: nos va la condición en ello. Por tanto, todavía a estas alturas debemos hablar de feminismo y de ideas de género, ¡cómo no!, pues cuando no se hacen los deberes a tiempo siempre hay que recuperar en septiembre. Ojalá (?Ojalá? cantaba el gran Silvio) no fuese necesario detenernos en estas cuestiones hoy, dejando esta tarea para los historiadores, pero desgraciadamente todavía hay que estar en ello porque la desigualdad se cuela por las grietas de la sociedad y por ahí no debemos pasar, ni la desigualdad ni nosotros (además, corren malos tiempos para algunas conquistas sociales, y no se nos debe olvidar que los derechos sociales no se regalan: se conquistan). Por otra parte, si meditamos acerca de dónde venimos, la carretera tiene sus curvas: los de siempre ya se encargaron de concebir a la mujer como el reposo del guerrero durante siglos, la mayoría de las iglesias la consideraban la encarnación del pecado para el casto y santo varón (¡ay, Eva, qué guerra les das!), y la publicidad nos recordaba una y otra vez que ?la mujer es cosa de hombres?, además de adornar mil y un productos estúpidos con cuerpos de mujer en todo momento. Los concursos de belleza hurgan en la llaga de la mujer empaquetada como un objeto de consumo, algo maquillado actualmente con la existencia de concursos de belleza masculina o con el adobo cultural en ambos tipos de certámenes (resulta peor el remedio que la enfermedad: no parece pretenderse erradicar la esclavitud, sino elevar el nivel de vida de los esclavos; no me gusta). Aristóteles llegaba a considerar a la mujer un hombre incompleto, y Freud, el curandero de Viena, rascó en dicha idea, conectándola con el ?hijo predilecto? que el hombre suele lucir en salva sea la parte de su anatomía (con Freud casi siempre acabamos en lo mismo?). En conclusión, que a estas alturas de la película todavía debemos seguir reflexionando sobre este tema y actuando enérgicamente para erradicar desigualdades por cuestión de género. Aurora, autora de este trabajo que tengo el honor de acompañar con estas modestas líneas, así lo hace, y nos ofrece un sugerente estudio que nos ayudará a entendernos mejor y a trabajar por un mundo mejor. Lo centra en Málaga, sabedora de que, como pretendía Sciascia, describiendo bien Sicilia, describía el mundo. Y eso hace más útil el libro de Aurora: describiendo Sicilia o Málaga bien descrita, seguro que un neoyorquino sabrá entendernos. Una de las mayores virtudes del trabajo es lo didáctico que resulta en todo momento: estas páginas unen teoría, extraída de los libros más sabios, a práctica, lograda a pie de obra, y eso el lector lo agradece. Aurora: gracias. Como mujer hecha y derecha te agradezco el esfuerzo que has realizado. Y espero que no te suene a recurso literario mi consideración de mujer: creo haber ganado dicha condición por méritos de guerra, como algunos llegan al generalato. Gracias, Aurora, por formarnos e informarnos. Por acercarnos, a mujeres y compañeros de viaje, el fuego de los dioses. Con el maestro Benedetti debo terminar, por tanto, dándote las gracias por el fuego. De mujer a mujer.

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