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AUTORAS POR LA LITERATURA Y LAS ARTES

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COLECCIÓN DE POESÍA ALAS


Nº 1 ANTOLOGÍA DE AURORA GÁMEZ ENRÍQUEZ

Editado en Málaga, 2009

poesía 2001-2009



Dirigido: 30/06/2010 Fuensanta Martín Quero Lectura recomendada: antología, de Aurora Gámez Enríquez (Colección de Poesía Alas) Aurora Gámez Enríquez, poeta y escritora de Málaga, es socia fundadora de la Asociación de Mujeres por la Literatura y las Artes (ALAS), y presidenta de la misma desde sus inicios hasta la actualidad. Nació en Coin, pueblo que abandonaría a edades tempranas por circunstancias familiares para vivir en otras ciudades, lo que provocó en ella una añoranza por su tierra natal que se refleja en parte de su obra. Es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona, y en la actualidad trabaja como educadora de atención social del Instituto Andaluz de la Mujer. La actividad literaria de Aurora Gámez no se ha centrado exclusivamente en la escritura sino que, además de ésta, ha promovido certámenes literarios, ha estado al cuidado de ediciones de poesía, relatos y novelas en las asociaciones de las que ha formado parte, y ha participado en numerosos recitales poéticos, así como en diversas exposiciones de imágenes y palabras a través de sus poemas, en conmemoración del Día Internacional contra la Violencia Machista y del Día Internacional de la Mujer, siendo la última de ellas la exposición denominada ?Librepensadoras: Pictura ut Poesis?, promovida por la propia asociación ALAS en marzo de este año con motivo del Día Internacional de la Mujer. Estas exposiciones forman parte de todo un conjunto de actividades en las que Aurora está involucrada de forma permanente e incansable, como mujer comprometida con la igualdad de géneros y con la lucha contra la violencia machista. Desde esta misma perspectiva ha escrito artículos y ha participado en mesas redondas que la avalan como fiel defensora de sus ideales. Igualmente, ha colaborado con la Cadena Ser de Málaga en los programas Contra-Tertulia y La Firma. En cuanto a su obra literaria, ha publicado El nogal y el cielo, en la Colección de Poesía Wallada (año 2001), Del azahar era el valle, poemario que se publicó en el año 2003 y que ha sido traducido al inglés en San Francisco en el 2006; Monólogos desde mi balcón, en el libro colectivo Paradojas poco ortodoxas (año 2006); Improvisado espejo, en la Colección de Poesía Wallada (año 2007); Haikus, de nuevo en el colectivo Paradojas poco ortodoxas (año 2007); igualmente es coautora del libro colectivo de poesía Los márgenes del viento (Ediciones Rubeo, año 2010) y, por último, es autora de la Antología poética correspondiente al número 1 de la Colección de Poesía ALAS (año 2009) cuyas inspiradas ilustraciones se las debemos a Javier Gámez Gámez, hijo de la autora. EL LIBRO: ANTOLOGÍA (POESÍA DE AURORA GÁMEZ ENRÍQUEZ, COLECCIÓN DE POESÍA ALAS) Formada por poemas de diez obras que constituyen poemarios o cuadernillos de Aurora Gámez, lo primero que llama la atención es la disposición de los mismos en el libro, obviando el hábito que normalmente encontramos en la mayoría de las antologías de seguir un orden cronológico. La autora, así, ha querido utilizar, a mi juicio, una regla incuestionable que debe regir en cada creación literaria, como es la libertad formal, probablemente, en este caso, buscando la efectividad del texto al engarzar cada pieza en el todo pero, al mismo tiempo, intercalando diferentes modos en cuanto a las formas y los contenidos. Empezaremos por el primero de los poemarios que aparecen en el libro: Cinco continentes y un género. El tema principal es la mujer, contemplada ésta desde dos vertientes. Por un lado, la mujer vista en su evolución individual de la vida desde el nacimiento hasta la muerte, por otro, la mujer con peculiaridades propias de las distintas zonas del mundo que en el libro se sintetizan en cinco continentes. Son dimensiones diferentes las que se proyectan. El trayecto vital como perspectiva común a todas las mujeres que es parte integrada en el conjunto de la Humanidad, y la consideración de las particularidades que rigen la vida de las mismas en cada lugar del mundo. Ambas dimensiones se unifican para expresar un concepto de mujer universal y peculiar al mismo tiempo, con sus dones -?ébano, miel, nieve/seducen por igual al universo?, son los dos primeros versos con los que abre el libro- y con sus sometimientos -?tiempo que nace para el no ser/dolor, silencio, pobreza extrema?, dirá en el mismo poemario-. Cinco continentes y un género descansa en una permanente antítesis. Se contraponen las ideas del nacimiento y de la muerte, de los goces y de los sufrimientos, de las luces y de las sombras, de la libertad y del sometimiento, del norte y del sur, de la posesión y de la pobreza, etc. Este continuo contraste es escenario en el que se evidencia con desgarro las servidumbres, la violencia y las desigualdades de las que son objeto millones de mujeres del Planeta. Pero, al mismo tiempo, la autora abre su mirada y se aferra a la esperanza y al horizonte futuro a través de versos como los siguientes: ?lo que engendró perdura/crece entre sus iguales/en los queridos seres/senderos donde sus pies hollasen?. La temática de género es recurrente en Aurora Gámez, como también lo es el amor y el desamor. Así, en Paréntesis, la segunda parte del libro, dirá: ?en cada encuentro se despide/viviendo un para siempre que se engarza en su ojal?. Y, como siempre, fruto de su personalidad luchadora, vuelve de nuevo a la esperanza y a la vida tras la sanación imprescindible de la ruptura que deja paso al amor renovado, expresado en la quinta parte del libro bajo el título Palabra de honor. El amor por la vida, eje imprescindible del discurso que se desarrolla en esta obra, emerge sin esfuerzo a lo largo de la misma, pero especialmente en Improvisado espejo y en Monólogos desde mi balcón, poemarios en los que cobra especial relevancia lo sensitivo y el goce ante los elementos de la naturaleza como la presencia cercana del mar, las palomas o las flores a las que nombra con nombre propio como si fueran personas que le acompañaran en su vida cotidiana. Y, si bien, en ocasiones dedica una leve mirada a la nostalgia de un pasado reciente, inmediatamente retoma su discurso de exaltación de la belleza y de refugio en la esperanza. Pero, si los poemarios anteriores brotan fundamentalmente de las emociones, los versos de Haikus blancos y de Seguidillas castellanas, cuarta y sexta parte respectivamente del libro, lo hacen desde la reflexión. Sorprende comprobar cómo desde la brevedad de las estrofas aquí plasmadas y desde la transparencia de sus versos se hilvanan pensamientos profundos que en alguna estrofa traen a la memoria los Proverbios y Cantares de Antonio Machado. Por otra parte, el componente autobiográfico es otro pilar sustentador de la obra de Aurora Gámez, aflorando con mayor vigor en algunos de sus poemarios. Se percibe especialmente en El nogal y el cielo donde subyace un deseo de atrapar para sí los momentos de la niñez en la que transitaban ?sin frontera/los recuerdos felices? en un contexto familiar recordado con añoranza. En esta línea, la tercera parte del libro titulada María y Sebastián son dos poemas escritos a dos sobrinos que viven lejos de ella en EEUU. Por último, en el poemario Del azahar era el valle la autora desvela su nostalgia por su tierra natal en donde se ubican con autenticidad sus raíces, describiendo mediante el verso popular -como el romance-, que se emplea conscientemente de forma acorde con el contenido, lugares, rincones y personas pertenecientes todos ellos a su historia vivida e interior. Descripciones que se desgranan una a una desde lo sensitivo, desde la exaltación de la belleza exterior como vehículo de expresión de sus propias emociones, traducidas en gozo ante realidades vividas que la autora recupera del pasado para incorporarlas a su mundo presente. Una vez más, la presencia de las flores, que nombra mediante su denominación científica, lo que permite un contraste singular con la versificación popular empleada aquí, incide en la importancia de lo sensorial. Destaca, sobre todo, la flor del azahar, que se repite en diferentes versos de este poemario formando parte, incluso, de su título, como flor donde concentra con gran carga simbólica todas las emociones suscitadas por la recuperación de sus raíces a través de la palabra y de la imagen. La variedad formal es otra característica de esta obra antológica. Desde el poema breve o extenso, desde el verso medido o libre, desde el haikus o el romance, se refunden la musicalidad de la palabra con su propia transparencia para indagar en las emociones y en lo sensorial, a veces también en la reflexión, mediante epítetos, metáforas, prosopopeyas o simbolismos que, en su conjunto, nacen de lo positivo, de la esperanza, de un optimismo vital -al que yo calificaría además de necesario-, y que Aurora Gámez Enríquez, tanto en su vida como en su obra, sabe transmitir.

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